martes, septiembre 05, 2006

Mesada para los hijos: Paga sí o no?

Por Mª. Ángeles Pérez Montero y Francisco Javier Rodríguez Laguia


En el presente artículo se pretende dar pautas al lector sobre si es conveniente entregar paga o no a los hijos, la periodicidad de la paga, la cantidad a entregar, criterios para educar al niño en el uso correcto del dinero, entre otros.
Hay padres que no tienen claro si tienen que dar a sus hijos “dinero de bolsillo” para sus caprichos, aunque no dudan en invertir todo lo necesario para que sus necesidades queden completamente satisfechas.
La actitud del niño respecto al dinero depende de la educación que le demos en este campo. Estos contactos con el dinero condicionarán su vida adulta de modo que pueda ser un campo de pruebas para valores como la generosidad, la responsabilidad, la sabia administración e incluso la avaricia. Poder manejar su propio dinero de bolsillo da a los chavales autonomía e independencia de criterio. La tarea de los padres es de orientación y por supuesto de buen ejemplo.
Alrededor de los 7 años los chicos desarrollan una gran curiosidad por el dinero. Tienen ya unas nociones de cantidad y unas facultades intelectuales que les permiten comprender el valor del dinero, desarrollar la conciencia del mundo además de la noción de número.
Pero también los padres y educadores se plantean una duda ¿realmente necesitan una paga? Existen opiniones en ambas direcciones; quienes se oponen al tema de la paga y los que creen conveniente dar una asignación. Los que se niegan a asignar una paga periódica prefieren (según José Mª Lahoz García en su artículo “El dinero que damos a los hijos”) crear un clima de confianza que permita que sus hijos les pidan dinero cuando crean necesitarlo. Podemos afirmar que la opción de asignar una paga periódica es mayoritaria siempre que sea adecuada a la madurez del niño.
En el tema del dinero no conviene ser demasiado rígidos. En alguna ocasión pueden recibir alguna cantidad extra que les permita tener algo con lo que tengan una especial ilusión.
Estas primas pueden venir motivadas por hechos sobresalientes relacionados con hábitos que se quieren potenciar (hacer los trabajos por iniciativa propia, tener un detalle con algún hermano, vecino, amigo sin que se le indique, etc.) De cualquier forma, deben ser cantidades pequeñas. No obstante debemos tener en cuenta que el dinero nunca debe usarse para premiar o castigar, por ejemplo poniendo precio a sus notas.
El dinero según la edad
También hay que plantearse CON QUÉ FRECUENCIA RECIBIRÁN LA PAGA. Una vez por semana es una buena medida entre los 7 a 10 años. El periodo de un mes todavía les queda grande. A esta edad los niños ya comprenden el significado de “caro” y “barato”, aunque el valor de las cosas es algo muy subjetivo relacionado directamente con la importancia que tienen los objetos de consumo en su vida.
José Mª Lahoz afirma que el niño a esta edad, es capaz de descubrir la relación del dinero con el trabajo y con el cuidado de las cosas. Más concretamente aprende que si cuida las cosas que usa, evita gastos innecesarios y podrá dedicar el dinero a otras necesidades; por otro lado, debe aprender que el dinero se obtiene a cambio de trabajo.
A los 9 años ya tienen una idea bastante precisa del valor del dinero pero les falta experiencia y cometen muchos errores.
Muchos niños reciben su primera paga cuando empiezan a ir al colegio. Es un buen momento pues es cuando aprenden a sumar y restar y esto les será muy útil para manejar el dinero.
Debemos dejar que sean ellos mismos quienes administren el dinero, siempre cerciorándonos de lo que compran. Ello nos da ocasión de dialogar y conocerlos mejor. No debemos dar más a media semana si se lo gastan todo de un golpe. Se acostumbrarían a hacer lo mismo y no sabrían administrarse.
Si al principio ocurre que gastan la paga de un golpe o la meten en la alcancía, hay que considerar que están en su derecho. Pero si estos comportamientos llegan a ser la norma, es conveniente que les aconsejemos sobre cómo gastarlo convenientemente.
Tampoco conviene fomentar la avaricia. Hay que educarles para no caer en extremos. Si el niño tiene impulsos generosos (dentro de lo razonable) no lo debemos desanimar ya que la generosidad es una cualidad hermosa que aparece ligada a otras como el afecto y la colaboración.
Pasados los 11, una vez al mes
Anteriormente hemos hablado de la frecuencia semanal para niños de hasta 10 años. Pasados los 11 años conviene que reciban el dinero una vez al mes. Recordemos a los padres que “la paga es un dinero para gastar sin que intervengan los adultos”. Esto significa que no deben usarla para comprar material escolar o ropa. Está pensada para sus gastos extras y los padres deben aceptar con resignación que lo inviertan en horribles monstruos o golosinas de rara identificación. No podemos exigir a un niño que distinga calidad. Su lema es “mucho siempre equivale a mejor” Por supuesto no olvidemos que es necesario “aconsejar y orientar” en su forma de gastar.
En el caso de los adolescentes, tenemos la obligación de enseñarles a administrar, a ser previsores y a valorar sus derechos, obligaciones y privilegios. La paga debe ser incondicional y puntual y siempre evitar tener que pedir dinero. A esta edad, la alcancía se puede sustituir por una libreta de ahorros.
¿Qué cantidad?
Y llegamos a un tema relacionado con la paga que resulta de lo más complicado: LA CANTIDAD. Al fijar una cantidad debemos considerar la situación económica familiar y la opinión de los padres. Aunque nuestra economía sea boyante, la cantidad no debe ser elevada.
No hay que ser tacaños y adecuarla a la edad del niño. Si le damos una cantidad ridícula que no alcance para un chocolate, por ejemplo, puede producir frustración, no le enseñará a administrase y le colocará en situaciones incómodas frente a sus amigos. Y tan malo es quedarse corto como excederse.
Los niños deben aprender a establecer un “orden de prioridades” y dividir al capricho en: “inmediato”, “puede esperar” y “no lo necesito”. De cualquier forma debe ser algo consensuado. Es importante tener en cuenta que nunca se debe dar a los hijos más dinero del acordado, por ejemplo en el caso de cuando se quieren comprar algo y no tienen el dinero suficiente... ¡hay que aprender a esperar y ahorrar!

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